Este blog será nuestro punto de encuentro, en él se unirá la magia, los sueños, la luna y la literatura. ¿Por qué la luna? Porque es mi hogar. ¿Por qué la literatura? Porque es como único entiendo la vida.

jueves, 14 de agosto de 2014

El día de mi partida

Cuando decida partir de este hermoso lugar que me rodea, dejar atrás al sol y a la luna y el aleteo de esa mariposa naranja y negra que últimamente me persigue, pensarás en mí. Tú y todos aquellos que me quisieron y los que no me quisieron también. Habrá quien llore mi ausencia y quien la festeje por todo lo alto (una menos con la que compararte, una menos con la que competir) a mí, que me habré ido, me dará igual...también me lo da ahora, y sigo aquí. Cuando decida partir no me llevaré nada conmigo, no facturaré equipaje. Los sueños se los regalaré al señor del parque, ese que por unos euros toca el violín con dedos prodigiosos y hermosa sonrisa desdentada que refleja la luz de su alma. Los besos que di (todos con verdadero amor) se los regalaré a esa joven pareja de enamorados que caminan de la mano y la cabeza baja, porque no quieren que el otro lea en el rubor de sus mejillas el amor que está naciendo en ellos. A esos también les regalaré mi valentía y mi coraje, para que no se asusten y salgan corriendo ante la primera flecha de punta rota que les lance Cupido para poner a prueba su amor. A él le regalaré sentimientos femeninos (para que sea capaz de amarla como lo amará ella) y a ella le regalaré amor propio (para que no lo ame a él más que a sí misma). Mi pasión por la vida se la regalaré a esa mujer que anda con prisa y hombros encorvados, llevando las bolsas del supermercado y unas enormes gafas de sol para ocultar esa caricia malquerida que ha teñido su ojo de morado y lleva las palabras latentes de un : "lo siento, no quería hacerlo". Sí, a ella le regalaré mi pasión por la vida, para que irgue su espalda, suelte las bolsas, deje de esconder su mirada dañada y se diga: voy a vivir mirando para mí, a sacudirme los golpes y limpiar las telarañas que me impiden verme. Puede que a ella también le regale un lienzo blanco para que pinte la vida que quiere...que desea. 
Mi paciencia se la regalaré aquel aprendiz que da golpes al viento enojado porque una vez más ha fracasado. -Paciencia, amigo, las grandes cosas se consiguen fallando mucho e intentándolo aún más-. Le susurraré sin que me vea, pues ya me habré ido. Seguiré volando por el cielo con mi bolsa de regalos, sin trineo ni renos, y en pleno verano. Mi astucia se la regalaré a aquella anciana que cuenta el dinero que acaba de devolverle la dependienta. ¡Siempre un euro de menos! Ya no sucederá más. El eco de mi risa lo dejaré flotando en el aire, para contagiar a los deprimidos y a los enfadados. Mis ojos curiosos se los cederé a algún niño, sólo él podrá ver más allá de lo que todos ven o de lo que quieren ver. Sólo él será capaz de ver que la luna le sonríe, que las flores le tiran besos y la vida tiene candados en los pies que le impiden salir corriendo a vivir. ¡Pobre vida! Mis abrazos serán para las nubes y cuando llueva les abrazaré a todos...a ti que te conozco, y a ti que no sé quién eres, pero un abrazo no amarga a nadie. Mis miedos me los llevo conmigo,no para facturarlos ni para repetirlos y mucho menos para que me hagan de almohada...simplemente, lo que no quiero para mí no lo quiero para nadie. Y ya poco me queda por dar en este testamento improvisado, me queda el amor que se convertirá en sal, y cuando te bañes en el mar, ahí de mí te podrás saciar. 
Ya estoy lista para mi partida, sin equipaje se viaja mejor, una sonrisa escondida y un suspiro de amor. Caigo en la cuenta de que aún me queda algo por dar, mis letras revueltas que buscan dueño que las haga rimar. ¿A quién se las podré regalar?

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