Este blog será nuestro punto de encuentro, en él se unirá la magia, los sueños, la luna y la literatura. ¿Por qué la luna? Porque es mi hogar. ¿Por qué la literatura? Porque es como único entiendo la vida.

jueves, 19 de julio de 2012

La pena

La desolación la visitó cuando se instaló en su cama la pena. Llegó lenta y silenciosa, ataviada con un viejo vestido gris. Su cabello blanco y desaliñado hacía juego con su vestido. En su rostro pálido resaltaban dos medias lunas oscuras que le daban profundidad a sus ojos. Su mirada perdida te invitaba a perderte con ella en el abismo de la soledad y el vacío.
Ella dormía, o fingía hacerlo cuando sintió como la esperanza se disipaba, la abandonaba. La vio levantarse con cuidado de la cama, la esperanza la miró una vez más y de puntillas se alejó sin hacer ruido. Su larga melena castaña adornada con bucle y su hermoso vestido verde se mecían con el viento que entraba por la ventana. Su luz se difuminaba a medida que se alejaba y con ella se llevó todos sus sueños, ilusiones y esperanzas de tener una segunda oportunidad para ser feliz.
La esperanza y la pena se encontraron en el camino. Una se iba, tal vez para no volver jamás; la otra llegaba, tal vez para quedarse para siempre.
Tuvieron una pequeña conversación:
-Bienvenida. Le dijo la esperanza a la pena.
-¿Se ha dado por vencida? Preguntó apenada la pena.
-Sí. Cree que yo la he abandonado. Pero no es así. Simplemente no puedo estar donde no me quieren. Ha dejado morir su alma, y con ella sus sueños, ilusiones y esperanzas.
                La pena y la esperanza intercambiaron una última mirada y se encaminaros a su nuevo destino.
                La pena se instaló en su cama, se hizo un hueco en su vida, se acomodó en su mirada, borró su sonrisa y fue amueblando poco a poco su nuevo hogar, el corazón de aquella joven.
                Amaneció y sus verdes ojos despertaron con los primeros rayos del sol despuntando en el alto cielo. Se sintió algo extraña. Recordó el sueño que había tenido durante la noche; dos mujeres, una de gris, otra de verde; una se iba, otra venía…pero las imágenes estaban borrosas. Se miró al espejo y observó cómo su verde mirada había perdido brillo, sintió una punzada en el corazón y el abatimiento la golpeó de lleno en el alma. Descubrió lo que le ocurría, y también descubrió que no había sido un sueño. Desde ese día arrastra tras de sí una sombra gris, con dos lunas dibujadas bajo los ojos…