Este blog será nuestro punto de encuentro, en él se unirá la magia, los sueños, la luna y la literatura. ¿Por qué la luna? Porque es mi hogar. ¿Por qué la literatura? Porque es como único entiendo la vida.

martes, 22 de mayo de 2012

Deseos pecaminosos. 2ªparte

            Encendió el ordenador y se dejó caer en la silla de su escritorio después de una larga jornada laboral defendiendo a supuestos inocentes que resultaban ser culpables. Abrió su Facebook y sonrió al ver que su amiga Marta la había etiquetado en una foto. Once comentarios, los leería en otro momento, estaba demasiado cansada para pedirle un esfuerzo extra a su cerebro y a sus agotados ojos. Un uno en rojo en la ventana de solicitudes de amistad le indicaba que alguien quería ser su faceamigo, la ignoró, se puso al día del estado de ánimo de sus agregados, “He tenido un miserable día”, comentaba una tal Susana, a la que ni siquiera conocía, pero el Facebook era así. “Mi novio me ha dejado por mi mejor amiga”, decía María, y doce comentarios le daban palabras de aliento despotricando sobre los hombres. Se decidió a cerrar la sesión pero le picó la curiosidad por saber quién quería ser su amigo. Abrió la ventana de solicitudes y sus agotados ojos despertaron ante la sorpresa. Cirios, su profesor de Historia del Derecho, quería contactar con ella, ser su amigo y quizá…Aceptó y se puso al día de su vida. Seguía nadando, tenía muchas fotos de competiciones, fotos de una preciosa niña y fotos de su boda. Sintió que le faltaba el aire, al final se casó y había sido padre. Habían pasado tres años desde su último encuentro, luego se licenció con honores en Derecho, se prometió con un joven de su promoción y volvió a ser una buena chica como esperaba su padre. Pero la vida la decepcionó, se llevó a su padre mucho antes de lo que ella esperaba, un infarto apagó los latidos de su noble corazón y se fue. Ahora la seguía protegiendo pero desde un lugar al que ella aun no podía acceder. Su querido prometido también la abandonó después de la muerte de su padre, ya no era un buen partido, con el suegro muerto antes de la boda no heredaría parte del capital familiar, así que se esfumó como el mejor ilusionista, que te hace ver lo que quiere que veas. Y ahora estaba frente a su ordenador  ante un posible reencuentro, o tal vez todas esas fantasías quedaran en suposiciones. Pensó escribirle, pero creyó conveniente que tal vez la prudencia le vendría mejor.
            Los días pasaban y la gente no hacía más que meterse en problemas, lo que le aseguraba trabajo durante un largo periodo de tiempo. Cada noche llegaba ansiosa a su casa y abría el Facebook, pero no había ningún mensaje, ningún comentario…La gente cambia, la vida de ambos había cambiado, ahora era marido y padre, y aquellos deseos pecaminosos de antaño habían quedado en el olvido. Aun así, aquella noche volvió a entrar en la aplicación, y allí estaba el esperado mensaje parpadeando. Lo abrió temerosa de quién podía estar detrás y respiró aliviada al verlo. Hola guapa. Qué tal te va la vida? Veo que sigues espectacular, los años te han tratado bien. Yo no me puedo quejar, aunque ya estoy hecho un vejete, jeje, ya rondo los cuarenta. Y tú? Veinticinco o veintiséis? Ah por cierto te adjunto algo para refrescarte la memoria. Cuídate, y hazme un hueco en tu agenda o tendré que cometer un delito para que me prestes atención? Besos.
Rápidamente abrió la imagen adjunta y…-No me lo puedo creer, aun guarda esta foto-. Rió a carcajadas en medio de la solitaria y silenciosa casa que se mostraba extraña ante la reacción de aquella joven y bella mujer que empezaba a mutar convirtiéndose en una huraña. Allí estaba ella, tumbada en la cama de algún hotel de carretera que no recordaba, con un corpiño rojo y negro que estilizaba su delgada cintura. El escote en forma de corazón le daba un aspecto más apetitoso a sus tersos pechos. Una braguita de encaje negro dejaba ver lo que se escondía tras ella. El corpiño se unía a unas medias negras de redecillas con un liguero. Posaba con una sonrisa pícara y el dedo índice en la boca, insinuándole al fotógrafo sus deseos pecaminosos. Él, desnudo, la fotografió durante una hora, le proponía posturas provocativas que ella accedía a hacer con aire sumiso, pero con ardiente deseo. Luego hicieron el amor apasionadamente y más cómodos que en ocasiones anteriores, que habían tenido como colchón exámenes a medio corregir, papel para reciclar y una extraña desesperación y angustia por si alguien los pillaba. Había conseguido refrescarle la memoria, sabía que estaba jugando, lo conocía bien y era conciente de la clase de juegos qué le gustaban. El tiempo, la boda y su hija no lo habían cambiado. Si quería jugar ella le daría juego, miró al cielo y le pidió disculpas a su padre, desde algún lugar la vería convertirse en la mujer que no deseaba que fuera, pero era su vida y quería vivirla. Buscó en una carpeta que tenía archivada en mis documentos, adjuntó un video y le envió un mensaje, -Buenas, me alegra verte tan bien, lamento decirte que en ti sí han hecho mella los años, pero tranquilo, podría haber sido peor. Uf, lamento decirte que ando un poco mal de memoria, tal vez deberías esforzarte un poco más la próxima vez que quieras refrescármela, de igual forma te adjunto un video que probablemente te ayude  a recordar la verdadera historia.
P.D. Cuando quieras tienes un hueco en mi agenda, evita cometer delitos, no me ponen las cárceles, me paso el día entre rejas…jeje.
Apretó intro y envió el mensaje. Había comenzado el juego, y estaba dispuesta a ganar. ¿Cómo reaccionaria cuando viera el video? Supuestamente debían haberlo borrado ambos, ese fue el pacto. Pero a Laura, a la buena de Laura, siempre le gustaba guardarse un haz bajo la manga…