Entró
en casa y lo recibió el frío y el silencio de la soledad. El perfume de un amor
pasado que se fue dejando su aroma por cada rincón. Un amor que dejó el eco de su risa entre las grietas
de las paredes, testigos del fuego y la pasión de antaño. Pero esta vez el
dolor por la nostalgia y la añoranza de lo perdido no le caló tan hondo. Estaba
inmerso en algo que despertaba su curiosidad y acaparaba su atención. Encendió
la chimenea y se sirvió una copa de vino tinto. Se sentó en la alfombra para
espantar, con el calor del fuego, el frío de sus huesos. Conde se echó a su
lado. Encendió el portátil y comenzó a navegar por el ciber espacio. Optó por
escribir su nombre y el año de la carta en google, Lucía León 1990, y se abrieron varias entradas:
-Lucía
León-España/Linkedin
-Lucía
León/Facebook
-Lucía
León-Youtube
-Dra.
Lucía León, Psicóloga
Ninguna
de esas entradas lo convenció. Las primeras eran de una jovencita que buscaba
amigos en facebook y youtube. Demasiado joven para ser su Lucía. Su Lucía, le
gustaba como sonaba. La doctora la descartó, si hubiese sido psicóloga no se
habría abandonado a la soledad por culpa de uno o varios malos amores. Empezó a
sentir el peso de la decepción. Sería imposible encontrar a una mujer que se
había impuesto un exilio veinticinco años atrás. Siguió navegando y encontró
algo que llamó su atención. Era el titular de un periódico de aquel año, La Ronda, 18 de febrero de 1990, “Desaparece la joven y famosa escritora Lucía
León, a sus treinta y cinco años…” sus
ojos comenzaron a perderse entre las líneas de aquella noticia.
“La joven escritora de novela corta
Lucía León, desaparece en extrañas circunstancias. No se conoce su paradero ni
el móvil de su desaparición. La policía no descarta que haya sido un secuestro.
Lucía, de origen peruano y afincada en España, no tenía familia. La Guardia
Civil ha tomado declaraciones a su ex novio, Jaime Ruíz, pero no han hallado
ningún vínculo que lo pueda relacionar con la desaparición de la escritora”. A la
derecha de la noticia aparecía una foto de ella. Era realmente hermosa. Una
mujer con rasgos sudamericanos, morena, de pelo largo y negro azabache. Con los
ojos rasgados y profundos y una sonrisa de labios de terciopelo y dientes
perfectos. -¿Cómo podía un hombre romperle el corazón a un ángel así?-Pensó.
Buscó
en internet las obras de aquella autora. Escribía novelas de amor, algunos de
sus títulos eran Lazos de amor, Como la
vida misma, Amor eterno. Las críticas eran muy buenas, no era una escritora
de renombre pero se había hecho un hueco en el mundo de las letras. Se descargó
sus libros. Nunca había leído novela romántica, pero quería saberlo todo acerca
de ella. Editaba con Alfaguara, una editorial pequeña pero con éxito, por ahí comenzaría
su investigación. Contactaría con la editora y les diría que estaba
investigando la desaparición de Lucía, que ese mes se cumplían veinticinco años
de su desaparición y quería hacer un artículo. Esa podía ser una buena razón,
pero no era lo que realmente lo estaba llevando a centrar todos sus sentidos en
encontrar a aquella misteriosa mujer, que sin entender el por qué, despertaba
en él, una sensación de cercanía
inexplicable. Encontró el número de la editorial y comenzó su búsqueda.
CONTINUARÁ...
A ver niña, veo que tienes varios capítulos de muchas de tus historias. Mi pregunta es para cuándo el libro, si eres capaz de esto lo eres también de un libro. Ánimo.
ResponderEliminarJosé Fernando
Hola José Fernando, gracias por sus palabras, pero para publicar un libro hay que ser muy buena y yo soy una aficionada. Pero agradezco sus palabras. Saludos.
ResponderEliminarPero niña, tú eres conciente del arte que tienes. Confianza, te falta confianza. Un abrazo.
ResponderEliminarJosé Fernando