Hace muchos años, en unas lejanas tierras, nació una niña que cambiaría el ciclo de la
vida. No era una niña cualquiera, por sus venas corría sangre valiente, sus
valores se clavaban como flechas y su coraje doblegaba los ejércitos más
armados. Pero esta niña, a la que llamaremos Nuyan, también tenía un corazón
noble y lleno de amor.
En aquellas
tierras, a las que llamaremos Las Tierras
del Sol, las niñas iban a la escuela
para aprender a coser, lavar, cocinar y ser unas maravillosas concubinas expertas
en el arte del amor y de satisfacer a sus maridos. No gritaban, nunca se
revelaban y siempre le daban la razón a su hombre. Nuyan, germinada con el coraje de una
guerrera y la valentía de un soldado,
veía como un suicidio nacer para convertirse en esclava de un hombre. Para ella el amor era
algo más que obedecer y agachar las orejas como lo hacían los perros que
custodiaban el rebaño ante la reprimenda de su pastor. A Nuyan le
gustaba galopar en su salvaje caballo con su larga cabellera negra danzando al
compás del viento, con su piel trigueña tentando al sol a besarla y con sus
fuertes piernas desnudas…-Eso sólo lo hacían las mujeres de vida fácil-. Le
recriminaban las reprimidas y frustradas mujeres que caminaban hacia la escuela
a encomendarse al diablo y seguir aprendiendo a ser buenas amas de casa. Nuyan
estaba negada al amor, al menos al amor que le imponía la cultura de su tierra.
Tierra a la que amaba por sus hermosos mantos verdes que mecían a la luna en la
noche y mantenían al sol durante el día. Mantos verdes con olor a hierba húmeda
al amanecer, colinas en las que podías perderte a escuchar el silencio y la
sabiduría que escondía la naturaleza. Cristalinos ríos en los que saciar su sed
cansada de galopar e intentar comerse el mundo. Pero esa tierra, esa tierra a
la que tanto amaba, la asfixiaba. Sus vecinos de la aldea, los que la vieron
crecer y convertirse en una hermosa y rebelde señorita le daban la espalda por
querer ser dueña de sí misma. Y así fue
como Nuyan se convirtió en la enemiga de su pueblo y se marchó. Pasó el
tiempo, y el ciclo de la vida de Las Tierras del Sol seguía su habitual
curso. Las jóvenes adolescentes seguían yendo ansiosas a la escuela esperando
el momento en el que algún joven apuesto (si tenían la suerte de que fuera
joven y apuesto) las cortejara y las convirtiera en sus sutiles esclavas.
Pero corrían
malos tiempos en Las tierras del Sol,
se escuchaba que las aldeas vecinas estaban siendo atacadas por un ejército
compuesto por cobardes soldados que quemaban las casas y violaban a las mujeres.
Los hombres de Las Tierras del Sol,
ya no eran jóvenes valientes dispuestos a jugarse la vida en una batalla. Eran
hombres entrados en la madurez que volvían del frente para ser sustituidos por
la nueva generación. Ellos regresaban cansados de la guerra
buscando esposa para terminar con paz los últimos años de su vida. Por esta razón, las jóvenes aprendices de amas de casa, no tenían la suerte de demostrar sus
habilidades con muchachos apolíneos que le hicieran más fácil la tarea.
Nuyan, que se
encontraba en tierras cercanas adiestrándose en las artes de la guerra y la
espiritualidad, oyó que su aldea estaba en peligro. Cabalgó durante cinco días
y cuatro noches sin descanso. Cuando llegó vio un paisaje desolador.
Casas ardiendo, mujeres llorando desesperadas huyendo de sus verdugos, y hombres
cansados intentando hacerles frente a aquellos demoniacos soldados. Nuyan, que
había hecho muy buenas amigas en su recorrido por el mundo, tardó una noche en
organizar un ejército de mujeres valientes decididas a enfrentarse a un ejército
de soldados cobardes que dirigían su ira sobre las mujeres. Una semana duró la
batalla. Hubo fuego, algunas muertes, y como en toda guerra un bando ganador.
Las valientes mujeres que no se amedrentaban ante ningún hombre vencieron al
ejército de los soldados cobardes, ahuyentándolos de la aldea y de cualquier
otra cercana. Desde ese día, los
habitantes de Las Tierras del Sol, dejaron de ver a Nuyan como una mujer de vida fácil y la bautizaron como La
Guerrera Nuyan. En las escuelas se cambió el método y se adiestraba a las jóvenes en el arte de la guerra, y el hombre que decidiera amarlas tendría que
saber que su mujer podría ser igual o superior a él.
Hola soy anna del blog romance y socia del club.
ResponderEliminarMe encanta tu blog y te felicito por tus escritos.
Me gustaria que te pasaras por mi blog y conocieras mis obras.
Te sigo ¿y tu?
Besines
Claro que te seguré, pero como soy nueva en esto podrías ponerme el enlace de tu blog, porque en el blog del club aún estoy un poco perdida...muakis
ResponderEliminarHola guapa!!
ResponderEliminarSoy socia del Club de las escritoras y pasaba a darte la bienvenida!!
Tienes un blog precioso, y escribes muy bien!!
Desde luego te sigo.
www.elamorescosadeotroplaneta.blogspot.com
Te dejo un besito y nos estamos viendo ^^
Hola encantada y ya soy seguidora de tu blog, te copio si no te importa la foto "yo soy seguidora del club de las escritoras" que está muy chula y yo también soy socia...jeje...muakis
ResponderEliminarAh por cierto tu blog es precioso y cuantas cosas tienes está genial...
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