Amaneció,
y por unos instantes dudó de dónde estaba. Los rayos del sol entraban perezosos
por el amplio ventanal con vistas al frondoso bosque que bordeaba la casa. Miró
a su derecha y lo vio allí, dormido, después de una noche de sexo en la que la
escena del tequila podía considerarse un preliminar. Lo inspeccionó, era guapo.
El prototipo de hombre del que podría enamorarse. Maduro, atractivo, que le
proporcionaba buen sexo. ¿Sería gracioso? Aún le quedaban unas cuantas horas
para descubrirlo.
-Buenos
días, princesa.
-Buenos
días, teniente.
-No
me digas eso que sabes lo que ocurre-. Y tanto que lo sabía, durante la noche,
entre caricias, besos y sexo duro, le llamaba teniente y se daba cuenta de cómo
aumentaba la fogosidad de aquel hombre que parecía insaciable.
-Nos
espera un gran día, así que sacúdete la pereza.
-Sí,
teniente-. Y él saltó sobre ella y comenzó a besarle el cuello, bajando por el
meridiano de sus pechos, avanzando por el ombligo y muriendo en su entrepierna.
Suspiros.
Desayunaron en la terraza que daba a
la piscina. Los tres invitados se sentaron en silencio y con la vista perdida.
Probablemente aún les quedaría alguna neurona borracha. A Leopoldo Cintras Fría
le sonó el teléfono, y tras una breve conversación en árabe, colgó y le hizo un
gesto a Rodrigo. Este, le susurró al oído que si no le importaba ausentarse.
Vicio asintió.
-Con
permiso-. Dijo haciendo gala de sus buenos modos. Rodrigo le retiró la silla y
ella se alejó. Aprovechó para perderse en el inmenso jardín. Al cabo de un rato
y tentada por la curiosidad, se acercó a la zona donde estaban reunidos su
cliente y los tres terroristas (como ella los llamaba). Escondida entre los
rosales (para no ser descubierta en su hazaña de espía y torturada por aquellos
malvados, a saber qué le harían a las mujeres noveleras). Los escuchó hablar en español, por suerte para ella que
temía que lo hicieran en árabe y no enterarse de nada.
-No
poder seguir país tuyo así. Muy malo, tu país. Tú escucha nuestra propuesta y
ganar mucho dinero. Tu país mejor, tú más poder…todos ganar.
La
curiosidad de Vicio aumentaba, qué estaría proponiéndole aquella panda de
locos. España estaba mal, no había más que verla a ella, convertida en puta
para sobrevivir, y con el tiempo, casi que por gusto (el dinero es goloso y el sexo
adictivo).
-Pero
no puedo traicionar a mis compatriotas, a mi país.
-Sí
poder, sí poder. Tus compatriotas no son de fiar. Nadie sabrá que tú saber
esto. Todo secreto, controlado. الله يكون معك ، أنت قلبي ، والكلمة والفكر.
-¿Qué pretenden
hacer?
-Mañana cuando el
presidente del gobierno terminar de dar rueda de prensa, cuando gente
marchar, nosotros no queremos muertos, no querer heridos. Uno de mis hombres
poner bomba en coche presidente, cuando él subir y poner en
marcha…PUUUMM…muerto. Tú tener el poder, nosotros pagarte mucho bien si tú
poner de nuestra parte.
Rodrigo se pasó la
mano por el pelo. Quería llegar a la presidencia pero no estaba seguro de
querer llegar así. Aunque el dinero, el poder…ese diablo con aureola, alas y sonrisa
encantadora…
-Acepto-. Y todos
alzaron sus copas y brindaron.
Vicio no se podía
creer lo que acababa de escuchar. Iban a asesinar al presidente (que realmente
se lo merecía porque se había encargado de asesinar los sueldos y trabajos de
los españoles) pero, ¿no era mejor obligarle a dimitir o algo así? Menos mal
que a ella le quedaban algunas horas allí y al siguiente día, cuando el
presidente volara por los aires, se habría acabado aquel peculiar cuento de
hadas con algún que otro troll.
El sol se había escondido y Vicio recogía sus cosas mientras recordaba
lo acontecido durante aquellas veinticuatro horas. Después de la conversación
que no debía haber oído, pero escuchó; la mañana transcurrió normal, ella
fingió no saber nada y se dejó hacer. Llegaron las otras putas (debía admitir
que sin clase) e hicieron felices a los invitados. Por suerte para ella no tuvo
que compartir su caché de puta de alto
standing porque su dueño aprovechó que sus huéspedes estaban entretenidos
para secuestrar a Vicio y continuar bebiendo de ella tequila.
Rodrigo entró en el
dormitorio.
-Llegó a su fin.
Espero haberte hecho sentir cómoda.
-Sí, muchas
gracias, Rodrigo. Ha sido todo muy interesante. Algo fuera de lo común.
-Me gusta tu
verdadero acento, no ese forzado deje sudamericano. Aunque cuando me dices papi…ufff.
-Bueno, es sólo por
trabajo, ya sabes los hombres se vuelven locos si les hablas así.
-Vicio, ¿no te
gustaría dejar este mundo? No va con tu elegancia, con tu saber estar.
-Claro, algún día
lo dejaré…pero por ahora, como está el país es imposible encontrar otro trabajo
que no sea este.
-¿Y si te propongo
quedarte como mi mujer? Sólo tendrás que hacer lo que has hecho estos días.
Complacerme, ser dócil, elegante, y te daré todo lo que desees y más.
-¿Quieres qué sea
tu puta a jornada completa?
-No lo llames así.
Quiero que seas mi mujer. Voy a ascender en pocos días y un buen hombre con un
buen cargo, necesita una buena mujer a su lado. Así saldrías de la calle.
Y tanto que iba a
ascender y rápido, pensó ella.
Era una buena
propuesta. Saldría de la prostitución y tendría todo lo que siempre ha deseado.
Era tentador y tal vez con el tiempo llegara a amar a aquel hombre. Había
dejado de soñar con príncipes azules, Walt Disney se olvidó de fabricar el suyo.
Estaba cansada de callejear por las calles del olvido. De ser una vendedora
ambulante de caricias y besos. Pero, ¿y si lo que había escuchado no salía bien
y se veía implicada? Tenía que ser astuta y eso se le daba muy bien.
-Dame algunos días,
Rodrigo. Te prometo que antes de que aceptes tu nuevo cargo tendré una
respuesta-. De esta forma podría ganar algo de tiempo y ver qué cabezas
cortaban después de que el presidente del gobierno se desintegrara en mil
pedazos.
-Vale, lo entiendo,
pero por favor, piénsatelo.
Se despidieron con
un suave beso. Las veinticuatro horas habían concluido y Vicio se marchó.
En la otra punta de la ciudad un
licenciado en medicina y con un maletín verde llamaba incasablemente a una puta
de la que se había enamorado. Obsesionado por volver a verla y nervioso por
comprobar que llevaba veinticuatro horas con el teléfono apagado, decidió
esperarla delante del cuarto sesenta y nueve de aquella penosa pensión.
Vicio, ya en el
taxi, encendió el móvil. Sesenta y dos llamadas del mismo número. –Los hay muy
desesperados-. Bromeó consigo. –Como si no hubiera más putas-. Tal vez eso
cambiaría, las llamadas a deshora, la disponibilidad continua. Recordó la
propuesta de Rodrigo, cada vez la convencía más.
El taxi paró frente
al hostal, Vicio pagó y se permitió el lujo de dejarle propina. Al bajar del
coche percibió una figura masculina apoyada en el alféizar de la puerta de su
habitación. Se lamentó. No tenía el cuerpo para mambo, estaba cansada y sólo
quería dormir. Al acercarse a la entrada
descifró al enigmático hombre que la esperaba. Era él, era el médico. El hombre
que la hacía estremecerse con una mirada. El masoquista, al que le gustaba
jugar duro. Al que drogó y dejó en la puerta de su casa inconsciente.
Permanecieron en silencio. Él se acercó, Vicio retrocedió. Se había jurado no
darle más un servicio. Pero, ¿y si le daba el último servicio a él y se
despedía de esta profesión saliendo por la puerta grande y cortando orejas? Sí,
sería su último servicio y no volvería a ver a ese hombre que la volvía loca,
pero terminaría haciéndole daño. Sí, lo haría y luego aceptaría la propuesta de
Rodrigo.
Pero como todo en
la vida, las decisiones que tomamos pueden dar un giro inesperado, y lo que
debería haber sido se esfuma con el viento, poniéndonos ante nuevos retos.
¿Será Vicio capaz de afrontar lo que le depara la vida? Lo que está claro es
que no será lo que ella imagina.
Que Alá esté contigo
لله يكون معك ، أنت قلبي ، والكلمة والفكر
Una vez más Elizabeth un verdadero placer leerte.
ResponderEliminarComo bien ha dicho Anónimo, ha sido un placer leerte de nuevo querida. Te ha quedado una entrega de "Vicio" jejeje
ResponderEliminarAhora me has dejado ansiosa y deseande ver qué pasará ahora con ella... y con el médico masoquista que la pone tan cachonda y el teniente/terrorista de Rodrigo...
Bs!
Muchas gracias a ambos...Dulce, me encanta que estés siguiendo la historia y que te haya enganchado.La cosa se va a poner de muchos colores...jejeje...ya se irán desvelando. GRACIAS
ResponderEliminar