Esta poesía está dedicada a mis amigas, que las quiero y a él, ese amigo que ha reído conmigo y me ha secado las lágrimas, y que siempre, siempre está ahí.
Las amigas son el tesoro de Indiana Johns,
el petróleo de Alí Babá, 
y un regalo de Dios. 
A veces no están presentes, 
pero tampoco permanecen ausentes.
Son locas, descuidadas,
son groseras y educadas.
Son angelitos del Señor,
 que cuidan del corazón, 
de sus demás amigas,
en momentos de dolor.
A veces se enfadan, 
pero no tardan nada,
en reconocer su error,
y pedir perdón. 
Las amigas son diamantes en bruto,
que no hay que pulir,
son minerales de la tierra,
que te hacen sentir,
que por mucho que gire el mundo
 o te hagan sufrir,
siempre estarán dispuestas a hacerte sonreír. 
 

 
 
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